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Argentinos

Estos argentinos conquistaron a los canadienses con medialunas

9 de julio de 2019 - 13:03

Cuando hace nueve años Santiago Issazadeh y Eugenia Coedo fantaseaban con opciones de países para mudarse y probar suerte, Canadá fue el mejor candidato.

Lo concibieron como un excelente destino, en el que había programas para inmigrantes, y en ese momento buscaban cocineros y panaderos.

Así que junto a dos hijas (Sarah y Avril, de 5 y 7) y un gato, se lanzaron a la aventura. Llegaron sin saber francés, el idioma oficial que se habla en la región de Quebec y en la que se instalaron, y sin conocer a nadie.

Difícil era en ese momento imaginar que luego de dos años en los que trabajarían duro y aprenderían el idioma, se convertirían en "los argentinos" del barrio, dueños de una panadería a través de la que conquistarían a los canadienses ¡nada más y nada menos que con medialunas!

Llegar no fue fácil

Con 31 años, dejaron atrás su Mar del Plata natal, la ciudad en la que se habían conocido cuando cursaban el secundario y en la que se habían reencontrado ya cuando estudiaban cocina.

Al tiempo se pusieron de novios, a la par que fueron trabajando en diferentes restaurantes de la costa. Si bien el trabajo no faltaba, sentían que algo en el modo de vida de acá no les cerraba: buscaban vivir, en todo sentido, más tranquilos.

Llegaron a Canadá ya siendo una familia y, aunque los comienzos no resultaron sencillos, tampoco lograron desanimarlos: "Venir acá no fue fácil, ni los trámites, para nada baratos y muy complicados, hasta aprender el idioma y hacernos un lugar. Sin embargo, apenas llegamos Eugenia se puso a estudiar francés y yo salí con 10 copias de mi currículum bajo el brazo a recorrer restaurantes. Ese mismo día conseguí trabajo en un resto libanés", cuenta Santiago.

Su propia boulangerie

Luego de trabajar seis meses allí y otros tantos en un establecimiento de comida portuguesa, empezaron a fantasear con la posibilidad de abrir un local propio.

"Justo a pocas cuadras de casa había un local en alquiler, averiguamos cuánto pedían y si era apto para panadería. Todo parecía cuadrar. Intentamos pedir un préstamo, pero era casi imposible porque teníamos poca historia de crédito en el país. Perdimos seis meses llenando formularios que no nos llevaron a nada. Así que al final hicimos todo a pulmón con nuestros ahorros", recuerdan.

Muy rápidamente pusieron manos a la obra: durante aquella primavera, trabajaron duro en el local. Pintaron, levantaron paredes, compraron muebles, mientras que, en paralelo, Santiago continuaba trabajando en el restaurant portugués. Esforzarse el doble durante meses tuvo su resultado: finalmente, en 2012, abrieron las puertas de Bec Sucre Boulangerie Patisserie.

Si bien el nombre no remite a Argentina, de a poco comenzaron a incluir en su oferta cada vez mas productos típicos de nuestro país. Particularmente, el trabajo con las medialunas -en un país acostumbrado a comer croissants- fue muy fino.

Y otra vez, el trabajo duro rindió sus frutos: la instalación de las medialunas en su clientela fue un éxito rotundo, al punto de afirmar que consiguieron que los canadienses enloquecieran con sus facturas: "Costó un montón, porque la gente entraba y cuando veían las medialunas nos decían son muy chiquitas. Pero antes de que se fueran con las manos vacías, les regalábamos una para que probaran".

Y así, de boca en boca, literalmente, las medialunas se fueron haciendo un lugar en las preferencias de los canadienses de la zona.

Tan es así que en el barrio los conocen como "los argentinos", y fabrican unas 10 docenas de medialunas por día. Su clientela se fue interesando cada vez mas en los productos típicos de Argentina, por lo que sumaron a su carta chimichurri, empanadas, alfajores, tartas, rogel de dulce de leche y sándwiches de milanesa.

Además, elaboran sus propios panes, pre pizzas, tartas, galletitas, y muchas opciones de pastelería, entre las más de 95 recetas que semanalmente elaboran sin colorantes ni conservantes, algo muy valorado por la gente.



Afortunadamente, no solo encontraron la anhelada tranquilidad que buscaban. Hoy, además, viven de lo que aman. ¿El frío? "Muchos creen que es algo terrible, pero a nosotros nos encanta. Aprendimos a hacer snowboard y nos alucina. Disfrutamos mucho de la nieve, aunque mis hijas ya crecieron y no me ayudan con los muñecos. Vivimos al lado de una montaña y la disfrutamos como si fuera ir a la playa", detallan.

Por suerte, haber cambiado el mar por la nieve y las montañas, no los priva de algo fundamental para los argentinos ya que tienen garantizado el mate con facturas.

EN NÚMEROS

_50 mil dólares fue la inversión inicial
_3 meses tardaron en poner el local en condiciones.
_3 empleadas trabajan junto a Eugenia y Santiago
_10 docenas de medialunas venden por día.
_5 docenas de alfajores de maicena y chocolate elaboran cada día.
_7 docenas de empanadas se realizan cotidianamente.
_95 recetas hacen todas las semanas.

El consejo para emprender afuera: "No arrancar un proyecto con la idea de hacerse rico, hacer algo que a uno lo apasione y que sienta que tenga para ofrecer en el lugar que esté. La plata viene después, es producto de esto, una satisfacción extra".

Fuente: lanacion.com.ar

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