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Medidas para las PYMES, lejos de la talla necesaria

11 de octubre de 2019 - 10:39

Sin dudas las pequeñas y medianas empresas juegan un rol fundamental en la generación de empleo.

De acuerdo a datos estadísticos oficiales, contabilizan prácticamente la mitad del empleo privado formal, con mayor participación en los sectores de comercio y otros servicios. Su peso relativo se incrementa si consideramos al empleo privado total (formal e informal).



No sólo su importancia relativa en el empleo es un dato clave para entender la dinámica del mercado de trabajo. El ritmo de generación de puestos de trabajo varía considerablemente dependiendo del tamaño de las empresas, siendo mayor en las compañías más pequeñas: desde las microempresas hasta las medianas.

Así, al primer año de vida, las microempresas (entre 1 y 9 trabajadores) incrementan su nivel de empleo un 24%; las pequeñas (entre 10 y 49 trabajadores) +20%; las medianas (entre 50 y 200 trabajadores) +18% y las grandes empresas (+ de 200 trabajadores) elevan el empleo un 15%.

En los siguientes años las diferencias en estas proporciones se ensanchan, hasta que al 5° año de vida notamos que las microempresas duplican la cantidad de puestos de trabajo desde sus comienzos; las pequeñas y medianas lo incrementan en un 50%, en tanto que las grandes lo elevan un 35%.

Cabe señalar que son las adquisiciones y las fusiones las que explican casi en su totalidad los nacimientos de empresas con tamaño mediano o grande.



Visto así, pareciera razonable que el gobierno anuncie medidas para alentar la creación de puestos de trabajo en las PYMES al quitar las carga impositiva que aporta en el empleador por cada nuevo trabajador contratado.

¿Pero en las condiciones actuales están dadas las condiciones para ampliar la plantilla de recursos humanos?

Claramente la respuesta es NO. A nivel macroeconómico tenemos una industria con un uso de la capacidad instalada en torno al mínimo histórico, por debajo del 60%.

El sector textil, con amplia presencia de PYMES, tiene aproximadamente 40% de su capacidad productiva en paro. Por el lado del comercio, las ventas minoristas ya llevan 45 meses de caídas consecutivas y existe un claro aumento del cierre de locales. En este contexto, ¿quién va a querer contratar trabajadores?

Todo lo contrario. Desde mediados del año pasado el empleo privado formal comenzó a resentirse (por lo que el informal sufre los embates del contexto macroeconómico desde meses antes), siendo más pronunciada la disminución de los trabajadores en las empresas más pequeñas.

De hecho, estas empresas son las que suelen acompañar de manera más marcada los ciclos económicos: mayor dinámica en la generación de puestos de trabajo en momentos de expansión económica y reacción más rápida en el recorte de personal en momentos de contracciones.

En general las expectativas de los empresarios es de disminución de planta, situándose en niveles de los más pesimistas de, al menos, el último lustro.

Impacto sobre las PYMES del empobrecimiento de la clase media argentina

Las PYMES en tiempos de gran turbulencia

Asimismo, las dificultades diarias que enfrentan las PYMES en Argentina se exacerban en escenarios de caída de la actividad económica haciendo imposible la sobrevivencia de muchas de ellas ante la combinación letal de presión tributaria y caída en los volúmenes de venta.

De acuerdo con información oficial del Ministerio de Producción y Trabajo, el 84% de las empresas registradas en Argentina emplean entre 1 y 9 trabajadores; es decir más de 8 de cada 10 compañías en nuestro país son microempresas.

Entre fines de 2015 y el tercer trimestre de 2018 (última información disponible) se tiene registro de un cierre de 7.927 compañías debido a la caída principalmente de microempresas (-8.009).



Las segundas más afectadas fueron las pequeñas empresas (entre 10 y 49 trabajadores) con una reducción de 11 entidades, mientras que se elevaron en 93 las compañías medianas y grandes.

Parte de la baja de las micro y pequeñas podría estar explicada por procesos de fusiones y adquisiciones (fueron absorbidas por empresas de mayor tamaño), pero la dimensión de la caída de las microempresas claramente refleja la profunda crisis que enfrenta el emprendedurismo en Argentina.

Estos guarismos de 2018, un año después, y en medio de una gran volatilidad macroeconómica, claramente se profundizaron.

Con certeza la solución a la apremiante situación de las PYMES, fundamentalmente de las microempresas, no viene por la eliminación de las contribuciones patronales para aquellas que tomen empleados o la suspensión de la exclusión de oficio del régimen del Monotributo hasta febrero de 2020 (los contribuyentes que se excedan en el límite de facturación no pasarán automáticamente al régimen general).

Se debe aliviar la vida empresaria. Los cierres que venimos padeciendo reflejan la crítica situación que hace que perdamos volumen empresario: las medidas reducen el costo laboral de las nuevas contrataciones, pero sin empresas no hay trabajo. Tampoco la eliminación de la exclusión de oficio es una medida apropiada.

Lo que se necesita es una escala progresiva de tributación por facturación; existe una confiscación de la riqueza al no permitirse el ajuste por inflación.

No sólo las medidas anunciadas llegan a destiempo, las formas de las mismas distan mucho de la necesidad para la actual situación del empresariado argentino en general y de los microempresarios en particular…una vez más como proclama la frase, mucho ruido para pocas nueces!

 

Damián Di Pace es analista económico, autor del libro "Economía Pyme"

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